| Notas |
- Gobernador de Facto de la Provincia de Buenos Aires, Argentina en el período 16 de junio de 1969 - 10 de junio de 1970
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http://www.mfc.org.ar/Articulos/saturnino_y_elena_llorente.htm
Saturnino ‘Nino’ Llorente nació el 14 de diciembre de 1915 y falleció el 20 de marzo de 1993 mientras estaba de cacería en San Luís, a los setenta y seis años. Hijo de Saturnino Llorente y de Concepción Carbonell, el cuarto de diez hijos. Era ingeniero agrónomo y trabajó siempre como administrador de campos. Integró la comisión fundadora de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), junto a Enrique Shaw, y luego la Corporación Rural de Emprendimientos Agrícolas.
Elena María Llorente, prima lejana de Nino, que la llamaba ‘Ninosca’, nació el 1 de noviembre de 1920 y falleció el 2 de julio de 1998 a los setenta y siete años. Fue ama de casa, colaboradora de su esposo en la administración de campos y catequista.
Se casaron en la Parroquia N. S. del Socorro el 18 de junio de 1940 y llegaron a celebrar las bodas de oro matrimoniales.
Una vez creado el Movimiento, siempre pusieron a disposición de las reuniones necesarias tanto su departamento de la calle Castex, donde se hizo la primera reunión de un grupo de matrimonios, como la estancia Santa Cándida, en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, donde recibían con entusiasmo y generosidad a sus correligionarios, quienes eran "más que alojados, homenajeados sin costo alguno" para éstos, como asimismo la estancia Carilóo.
Tuvieron trece hijos. En 1950 viajaron a Roma con sus seis primeras hijas en ocasión de la proclamación del Dogma de la Asunción. Pidieron entonces la gracia de tener un hijo varón. Saturnino María nació el 15 de agosto de 1951, festividad
de la Asunción de María.
Al nacer el niño, la familia se trasladó a treinta kilómetros del pueblo de General Lavalle, donde vivieron durante diez años, en la estancia Carilóo. Dada la distancia, tenían escuela en la casa para los niños de los empleados y contaban con mucama, cocinera e institutriz, aunque Elena dirigía toda la organización de la casa y se dedicaba a dictar catequesis en la zona. Nino viajaba habitualmente a Buenos Aires y Elena solía acompañarlo a las reuniones del Movimiento. También cuando viajaban a Villa María. En esas ocasiones llevaban a los niños pequeños y Elenita, la hija mayor, los acompañaba para que ayudara con los hermanitos.
"Mamá era realmente una santa". "Siempre pendiente de acompañar a papá, pendiente de la gente. Acompañaba a papá no sólo en reuniones del Movimiento sino también en laborales, como las exposiciones agropecuarias. Monseñor Dean, obispo de Villa María, los autorizó a tener el Santísimo en casa. Enseñaron mucho la oración, con rosario diario en la capilla doméstica. Mamá misionaba por el campo, daba catequesis en la escuelita de la estancia, arreglaba el jardín aun cuando estuviera embarazada y se las arreglaba con el auto para ir a todas partes cuando no estaba papá. Era muy sacrificada; vivía haciendo sacrificios, ofrecimientos, como dormir en el piso o sufrir el calor, leía mucho... Visitaba enfermos...". "Papá era más divertido, pero le daba el OK a mamá en todo lo pastoral... A lo mejor hacía lo mismo que mamá pero no decía nada... Era más social, más de buen vivir, pero a pesar del cansancio de su trabajo tomaba el auto e iba adonde fuera y cuando fuera que el Movimiento lo necesitara". Nino rezaba mucho; por su vida de oración y su participación en misa era igual a su esposa. Y tenía mucho diálogo con Elenita. "Por influjo del padre Pedro, mamá no nos dejaba ir a la pileta con
varones ni usar vestidos sin mangas ni bailar ni teñirnos... (hay que tener en cuenta la época). Estas normas les hicieron mal a muchos jóvenes. Pero papá admitía que lo hiciéramos: ‘tú haz lo que te parezca’".
Durante la persecución religiosa de 1955, "dieron muestras claras de valor y de Fe, comprometiéndose decididamente en la defensa de la parroquia ante posibles desmanes, dando amparo a sacerdotes o custodiando bienes de la Iglesia". El matrimonio Biedma halló refugio, durante la persecución, en una estancia que los Llorente tenían al sur de Córdoba.
Nino tuvo a la vez un amplio desempeño profesional. Integró la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), que le implicó aún más reuniones, y después la Corporación Rural de Emprendimientos Agrícolas (CREA). En 1968 fue designado Presidente del Banco de la Nación y entre 1969 y 1970 fue Gobernador de Buenos Aires. En ese tiempo se trasladaron a La Plata, salvo los hijos menores que mantuvieron su escuela en la Capital federal.
Tuvieron "una entrega total y desmedida" al MFC. Viajaron por todo el país, incluso acompañaron al Padre Pedro a México. Reconocieron esta entrega, que podía perjudicar a su propia familia, pero "pensaban que en ese momento la familia como
institución necesitaba su sacrificio por unos años"; se dedicaron con más detenimiento a la hija menor. Hacían muchas reuniones en la casa de la calle Castex, con cena incluida. A raíz de un retiro espiritual realizado en la estancia Carilóo de General Lavalle, como se reunieron dieciséis chicas hijas de emefecistas, al Padre Pedro se le ocurrió que había que hacer algo con los jóvenes. Así fue cómo Elena formó un equipo con Damián Beccar Varela y con los jóvenes hermanos Guillermo y Agnès Delfino para formar grupos juveniles. Eran reuniones divertidas en las que se trataban temas importantes, incluidos el de la vestimenta, el trato interpersonal, el estudio. Se reunieron primero en la sede de Paraná y Arenales, luego en casas de familia.
Cuando dejaron los cargos nacionales del MFC, mantuvieron su grupo y formaron además, en el colegio San Martín de Tours, la sección niñas; Elena fue presidente del Colegio-Fundación.
Hay que tener en cuenta que cuando se inició el MFC, los Llorente, de 33 y 28 años de edad, tenían cuatro hijas, la mayor de sólo seis años. Y luego tuvieron nueve hijos más, uno fallecido a poco de nacer. La muerte de Diego fue vivida con
gran dolor pero con mucha fe.
Todos los hermanos son muy unidos y de vida religiosa. Gonzalo estaba en tercer año de la carrera de ingeniería y era un joven "muy fiestero" cuando se le despertó la vocación religiosa y quiso hacer el noviciado en Tucumán; admiraba mucho
a Mons. Angelelli; ahora es sacerdote en La Rioja. Mercedes entró a una congregación religiosa, pero salió y actúa como laica consagrada atendiendo a los wichis en El Potrillo (Formosa). Nino y Elena siguieron siempre muy unidos. "Cuando vivían en el departamento de la calle Figueroa Alcorta seguían rezando el rosario con quien quisiera unírseles. Papá siguió siempre muy alegre, fiestero... bailaba con todos... Las navidades y veraneos los pasamos todos juntos en Necochea; papá les pagaba los pasajes a los del interior para que pudieran ir y todavía hoy seguimos reuniéndonos. Visitaban mucho a sus hijos del interior". "Mamá era muy serena. Siempre decía ‘Pienso uno, dos, tres antes de contestar’". "Asistió a todos los partos de los nietos. Era más insistente que papá con el fervor religioso: María, que era ‘fría’, terminó volcándose a la religión".
En cuanto a las circunstancias de la muerte: "a papá le gustaba cazar y pescar. Estando en San Luís fue por la tarde a cazar y cuando salió el ciervo no pudo disparar. Quiso volver. Cuando el guía se fue a buscar la camioneta, él murió de un infarto. Los peones pusieron una cruz con alambres que rodean el lugar donde murió. Lo querían mucho".
Elena también falleció a causa de un infarto, si bien tenía desde siempre problemas de intestinos, por lo que la operaron cuatro veces. En un accidente se había roto un hombro y no quiso operarse, lo cual la dejó disminuida. Cuando un nieto estuvo muy enfermo dijo: "Me voy porque no puedo oírlo llorar; me hace acordar de Diego", quien murió del corazón a los trece días de nacido. Llevaba Elena diez años trabajando con su hija Elenita todos los días de 9 a 12.30; el día en que murió, su nieta Verónica Dubois fue a almorzar con ellas y por la tarde se trasladaron a Pilar, a ver la casa en construcción de Fernando. De allí van a Don Torcuato a visitar a Cristina. Tras llegar a Buenos Aires, "Teresa, que vivía con
ella, me llama por teléfono tres veces: mamá se sentía mal. Llamamos una ambulancia, voy para allá". Tuvo un problema en la aorta abdominal y no reaccionó.
Tuvieron treinta y un nietos.
"Cuando les comenté la idea de ustedes -decía Elenita de Dubois al matrimonio Cavallero acerca de proponer la beatificación, mi hermana María dijo ‘La beatificación es para alguien más santo... Mamá sí; papá, no sé...’. Pero mi cuñada Paola dijo algo importante: ‘No tienen por qué ser santos tradicionales: la entrega que ellos tuvieron puede ser un tipo de santidad diferente’".
En una entrevista sostenida el 7 de julio de 2002 con Solange Soulas de Beccar Varela, Solange señaló que Nino había sido un pionero no sólo en lo relativo al Movimiento sino también en la idea de la necesidad de ordenar diáconos permanentes casados. "Tuvieron problemas con el padre Virasoro, que se metía mucho con los Llorente, era muy cuestionador y cambiante. Cuando Nino le cuestionaba ideas o modos, le decía ‘Usted no tiene derecho a retrucarme el sermón’". Sin embargo, Nino era muy respetuoso de la investidura sacerdotal: "ceremonioso, era de los que besaban las manos de los sacerdotes", cuenta el P. Ingr.
"A la semana de morir mamá hizo un milagro. El bebé Joaquín, que había nacido con los dedos pegados y un soplo al corazón, como yo -cuenta Elenita-, tenía un problema de estómago. Los médicos decían que quizás se solucionaría a los ocho meses. Lloraba continuamente. Yo le pedí a mamá que intercediera... y Joaquín dejó de llorar de pronto, curado a los cinco meses. El Padre Fernando, un agustino de San Martín de Tours, me dijo: ‘Tu madre es una santa. Aprovechá a pedirle’".
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Árbol Completo
1915 - 1993 (77 años)
