Notas |
- Pedro de Zárate y Verdugo era un vasco que había hecho carrera hasta entonces en Castilla, ocupando un puesto destacado en la administración como alcalde mayor de Segovia. En 1543, cuando fue nombrado para ocupar una plaza de oidor en Perú estaba casado con Catalina de Uribe Salazar y tenía al menos dos hijos que llevó consigo al embarcar para América, en compañía del nuevo virrey, Blasco Núñez Vela. En Panamá, Zárate dio consejos al virrey acerca de su futuro comportamiento en Perú, que éste nos siguió. A pesar de ello, Zárate no secundó luego el alzamiento de la Audiencia contra el virrey; se negó a tomar parte en su prendimiento y protestó cuando la Audiencia rebelde nombró a Gonzalo Pizarro como gobernador. Fernández –y también Herrera- creen que, a causa de ello, Pizarro envenenó a Zárate, aunque una hija de éste, Ana de Zárate, estaba casada con Blas de Soto, que era hermanastro del propio Gonzalo Pizarro.
El hijo varón de Zárate, el capitán Pedro de Zárate tuvo una destacada participación en las luchas civiles de aquellos años, naturalmente en el bando opuesto a los Pizarros. Con Centeno luchó en Cuzco y en el Alto Perú contra los pizarristas. Aunque todo da a entender que era el clásico peninsular, hijo de un alto funcionario que llega a Perú ya casado con una mujer también peninsular –Lucía de Luyando-, lo cierto es que el segundo Pedro de Zárate echó raíces definitivas en Perú. Para ello casó a su hijo, el tercer Pedro de Zárate –un próspero terrateniente que ostentaba el casi honorífico grado de capitán de la compañía de arcabuceros del virrey- con la hija del conquistador Nicolás de Rivera el Viejo. Este matrimonio confirió a los Zárate un estatus particular en la sociedad virreinal. Dos de sus hijos se dedicaron a la vida religiosa: fray Gabriel de Zárate se hizo dominico a los dieciséis años y llegó a ser obispo de Huamanga, en 1636, cuando acababa de cumplir los 62 años; y Francisca fue monja de la Encarnación y, en 1640, fundó en Lima el monasterio del Prado. Otros dos hijos del matrimonio Zárate-Rivera fueron agraciados con hábitos de órdenes militares: Alonso fue calatravo y, como su bisabuelo, siguió la carrera judicial, llegando a ser oidor y alcalde del crimen de la Audiencia de Lima; Lorenzo de Zárate, por su parte, fue caballero de Alcántara y tuvo, a su vez, dos hijos: Diego, que siguió la tradición letrada de la familia y acabó sus días como fiscal de la Audiencia de Quito, y el cuarto Pedro de Zárate, capitán de arcabuceros del virrey –como su abuelo- y mayordomo de la cofradía de Aranzazu.
|