Eduardo I de Avís o Duarte I de Avís (Viseu, 30 de octubre de 1391 - Tomar, 9 de septiembre de 1438[1] ) fue rey de Portugal, de la Dinastía de Avís. Hijo del rey Juan I de Portugal y de Felipa de Lancaster (hija de Juan de Gante, duque de Lancaster, hijo a su vez de Eduardo III de Inglaterra), heredó el trono el 14 de agosto de 1433.
Como príncipe, Eduardo siguió a su padre en los asuntos del reino. Fue nombrado caballero en 1415 tras la conquista portuguesa de la ciudad de Ceuta. Se convirtió en rey en 1433 y pronto mostró interés por conseguir un consenso interno. Durante su corto reinado, Eduardo llamó a las Cortes no menos de cinco veces para discutir los asuntos internos y los temas políticos. También siguió con la política de su padre sobre las exploración marítimas a África. Animó y financió a su hermano, Enrique el Navegante que fundó una escuela de navegación marítima en Sagres y que fue el iniciador de numerosas expediciones; entre ellas la de Gil Eanes que en 1434 rodeó por primera vez el cabo Bojador.
La colonia de Ceuta se convirtió rápidamente en un problema para el tesoro portugués y se consideró que sin el control de Tánger la posesión de Ceuta no tenía ningún sentido. Poco después de que los portugueses tomaran posesión de Ceuta, las caravanas de camellos empezaron a dirigirse a la ciudad de Tánger como punto de destino. Esto hizo que Ceuta se quedara sin las mercancías que la convertían en un mercado atractivo e hizo de la ciudad una comunidad aislada.
En 1437, los hermanos del rey, Enrique y Fernando, persuadieron a Eduardo para que lanzara un ataque en Marruecos para conseguir una base mejor con vistas a las futuras expediciones africanas. La expedición no contó con un apoyo unánime ya que algunos nobles se mostraron en contra. El ataque a Tánger fue un éxito pero costó un gran número de bajas entre los soldados portugueses. El hermano menor de Eduardo, Fernando, fue hecho prisionero y murió poco después en la prisión de Fez. Eduardo murió poco después, víctima de la peste negra que ya había matado a su padre y a su madre.
Otro aspecto menos político de la personalidad de Eduardo fue su pasión por la cultura. Escribió un tratado conocido como O Leal Conselheiro (El consejero leal) así como otros libro sobre caza y diversos poemas. En el momento de su muerte estaba revisando la legislación portuguesa.