Notas |
- Ordoño IV el Malo (c. 925-Córdoba, 962 o 963),[1] rey de León (958-960). Hijo de Alfonso IV de León y de la reina Oneca de Pamplona.
Hijo de Alfonso IV y sobrino de Ramiro II, después de la muerte de Ordoño III (951-956), y en medio de graves luchas civiles, fue elegido rey por los nobles leoneses que expulsaron del trono a su primo Sancho I (956-958; 960-966).
Casi no se sabe nada de su mandato, ya que fue muy breve. Según el historiador Manuel Carriedo Tejedo:
Nunca pretendió la corona en la que fue colocado por las intrigas y manejos del que luego sería su suegro, el conde Fernán González. Se sintió incapaz de hacer frente a sus enemigos, huyendo continuamente y acabando sus días en Córdoba, implorando sumisamente un ejército con el que hacer frente a su primo Sancho. Su proceder mereció de D. Pelayo el calificativo de malum, que después pasó a la posteridad. [2]
A lo largo del año 959 según llegaban noticias de que Sancho I se aproximaba a León, se refugio en Asturias. Hacia el 961 consiguió cobijo en Burgos, pero también tuvo que marchar de allí y abandonar a su mujer en dicha localidad al perder el favor de su suegro, el conde Fernán González, que había jurado vasallaje a Sancho. Finalmente se entregó al general Galib en Medinaceli quien lo llevó a Córdoba donde falleció a lo largo del año 962 ó 963.[1] Tras su muerte sus restos fueron llevados a León, donde recibió sepultura en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León.[3]
Contrajo matrimonio alrededor del año 958 con Urraca Fernández, viuda del rey Ordoño III de León e hija del conde Fernán González de Castilla. Según la Crónica de Sampiro, nacieron dos hijos de dicho matrimonio - filiis doubus - uno de los cuales, llamado García, fue entregado como rehén por su padre al califa Al-Hakkam II cuando viajo a Córdoba a firmar un tratado de amistad.
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