A los hijos espúreos: don Íñigo de Estúñiga, hijo de doña Isabel Sánchez de Béjar,
doncella principal, le dejó la Villa de San Martín de Valveni (Manereque dice don
Baltasar de Zúñiga en el “Sumario”) y lugares de Villabañe y Piña de Valdesgueva,
Peñalba y otros heredamientos, siendo además alcaide del castillo de Burgos en 1453. Y
el otro hijo bastardo fue don Diego de Estúñiga, habido de doña Juana Martínez de
Lerma, doncella noble de la ciudad de Burgos, que heredó de su padre casas y
propiedades en Sevilla llegando a ser “veinticuatro” de esta ciudad.