Notas |
- Se llamaba María Blanca Ferrer y murió sobre los últimos años de los ochenta del siglo pasado.
La conocí ya de mayor; calculo que habría nacido sobre mil novecientos quince. Era una mujer revolucionaria. No recuerdo en cuantas cosas fue pionera como mujer, pero era y ejerció como abogada, periodista, escritora y poeta, y fumaba puros, en una época en que la mujer era poco más que un apéndice del hombre; primero del padre, después del marido, si quedaba viuda del hijo. Nunca le perdonaron tanta transgresión. Los hombres que entonces debían obligatoriamente ser superiores en todo a la mujer, tal vez no se atrevieron a compararse con ella y quizás por ello murió soltera.
Cuentan quienes la conocieron en sus años jóvenes que fue una mujer guapa. Cuando la conocí no lo era tanto y sufría burlas por ello. Ahora que algo más sé de la naturaleza humana, apuesto a que las burlas no eran por su físico alto y rotundo, lo que ya de si sería ruin, sino porque sus antecedentes libertarios humillaban no sólo al orgullo de macho, sino que también violentaba a las féminas por verse reflejadas en un espejo que les devolvía la certeza de que otra realidad era posible; una realidad que las engarzadas en lo socialmente impuesto no habían sido capaces ni soñar en pensar.
La recuerdo como una mujer inocente, y pensando ahora en esa particularidad, me pregunto si su inocencia no sería disfraz para no ofender de más por su realidad intelectual. Disfraz-coraza que la protegiera de las puyas, que la acercara al prototipo que se presumía en aquellos entonces a una mujer.
Pero no por ello cejaba en hacer su voluntad, y pertinaz, sorda a las mofas, se presentaba muchas noches en una tertulia de hombres, una tertulia taurina y por ende machista, donde se hablaba de todo menos de toros… casi siempre. Y donde ella no se privaba de discutir y hacer valer su opinión.
Al preguntar al JL si la había conocido, me ha dicho que sí, que incluso creía tener algún libro suyo. Y me lo ha traído. Tiene dos dedicatorias: Una impresa;
“Al mundo, con mi agradecimiento, ya que su incomprensión ha hecho posible este libro”.
La otra manuscrita;
“Para Julio Luis Ezpeleta, el más guapo y simpático de todos los contertulios de esta tertulia que con el tiempo llegará a ser histórica. Mª Blanca. Pamplona 25-X-82”.
Blanca fue inteligente y transgresora, pagana por haber nacido a principio de un siglo, el pasado, que no estaba bien visto el serlo.
Maria Blanca Ferrer lo sigue pagando, ahora con el olvido de una sociedad que por carecer del coraje para ensalzarla como ejemplo, la redujo vilmente a sus defectos muchos de ellos exagerados.
Buscando en esto de los Interneses nada he encontrado sobre ella. Parece ser que este artículo será por el momento la única prueba de su existencia.
“Podéis quitarme todo cuanto queráis, todo menos mi libertad y mi poesía”. He leído que escribiste. He leído más, todo el poemario que me ha traído el JL. Y en tus poemas te he reconocido, y vislumbrado aspectos de ti que ni había sospechado.
Va por ti, Blanca, descansa en paz. No te han podido matar del todo. Yo te recuerdo.
SALVAJE.
(Mª Blanca Ferrer)
Ha nacido en mi alma una flor,
libre, desafiante, salvaje;
no debiera haberlo hecho,
pero lo hizo.
Porque es libre.
Porque lleva dentro de su talle un león.
A veces intento arrancarla,
pero es inútil;
se torna árbol
y sus raíces entrelazadas con mis arterias
amenazan resquebrajar mi corazón.
Moriríamos las dos.
REF.: http://marianalaaldeana.lacoctelera.net/post/2010/09/14/362-maria-blanca-ferrer
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